He oído que las noches se rompen
cuando quedamos quietos
cuando cantamos amargores
cuando rompemos erizando hasta a los gatos callejeros.
Somos pozos de grandes fondos
agrietando ventanales
¡somos cobardes rompiéndonos en cristales rotos!
Me he escuchado tragar saliva de garganta y no poderte ni gritar
soy o me presto a la sinfonía Nº40 de A. Mozart
contra los relojes de las asombrosas derrotas.
Sol menor luchando contra aquellos sonidos
de mis lejanas victorias.
Nada es más amargo,
que tu quieto reloj, te siga adelantando.
¿Quién quiere a las primaveras?
Terrenales de mis flores negras
cantando con los amargores
y en las madrugadas desiertas.
Me condenarías viendo pasar mi vida entera.
He escuchado a las noches doblegarse
y capotearme en aplausos de suspiros
al poderme escuchar
maullando va en sentido callejero
por no verme ni subir ni bajar
¡solamente quisiera saltar!
Rompiendo en la noche mí lomo,
de un berrido en la luna plata,
somos pozos de grandes fondos
agrietando ventanales
¡somos cobardes rompiéndonos en cristales rotos!