No me han quemado como a los otros,
Ni me han sacado de mi nación;
A pesar de mis tontos desmanes,
Sigo escribiendo sin un temor;
He criticado a narcopolíticos;
Denuncié plaga de corrupción
Y esa manada de merolicos
Despojo de lo que se quedó;
Sigo desde mi estrado presente
En contra de absurdo consumismo,
En contra de toda explotación
Y aún del vano liberalismo
Que como plaga ya se expandió;
Sigo como Juan en el desierto
Clamando que llegó la justicia
Para condenar los campos yertos;
Nada le temo al fatuo destino,
Mucho más le temo al deshonor
De arrodillarme al hombre mezquino
Que adora al Becerro, a su ambición…