Se quedó igual,
tan fresco como
las rosas que respiraron
antaño de jóvenes...
Se enteró de su muerte,
ni le pilló de sobresalto,
solo se echó mano
a su costado izquierdo y se sacó
un cigarro.
Solo era el amor de su vida
no era para tanto,
la niña de sus ojos,
su sol,
su aire,
su faro.
Su cara disciplinada
ni se inmutó,
era fuerte(fue legionario)
no preguntó tan siquiera las causas
ni indagó los detalles,
tuvieron en su pasado
quince años
de amores enrevesados,
turbias pasiones,
olvidos,
ni contigo ni sin ti,
fueron amantes y amados,
pero el era fuerte,
era de mármol,
siguió andando por la acera
como si nada
le hubieran contado,
se alejó por la acera
con su flema,
con su revolver en mano y
en la otra
una rosa y un retrato,
y un disparo en su sien
que sonó a mil rayos.
©ALFONSO NIETO CARRETERO