Yo cargo sobre mi piel el rubio sol de mi Patria,
que me ha tornado mi tez, color azúcar morena;
siendo mezcla de tres razas, indio, español y africano,
y por mera imposición, ciudadano americano.
Doy la vida por mi tierra, lar nativo do nací,
y río al oír el canto del pequeñito Coquí;
que no abandona este suelo, no vende su terruñito,
y si alguien se lo impone mejor prefiere morir,
El Josco, toro bravío de los campos de Toa Alta,
no le dio al campo la espalda y defendió con su lomo;
como soberano rey y macho de muchas vacas,
cuando quisieron traer a estos campos otro toro,
Viva Borinquen bella, y que flote su bandera,
manteniendo su estrella como escudo de los héroes;
que murieron y que mueren pidiendo soberanía,
porque esta tierra mía, los tiranos no merecen.
Ella ha probado sangre de valientes defensores,
que prefieren dar su vida y defender sus valores;
¡Viva Borinquen bella, la tierra donde he nacido!
y si en ti corre mi sangre, lo mereces, soy tu hijo.
... Porque después de Dios, sólo hay que agradecer a la mujer (La madre) que pare a uno y le da luz de vida y a La Patria donde se nace...
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita