Me estás haciendo la corte,
quisiera creer que eres noble,
pero me doy cuenta
de todas tus contradicciones.
No juegues con mi corazón
porque soy experta
en traiciones.
Tus palabras son muy bellas,
quisiera creer en ellas,
pero te veo venir a mil leguas;
ya he pasado por la misma
experiencia y estoy de vuelta.
No voy a esperar
con la ilusión prendida
en tus estudiadas palabras,
porque son las
que siempre se dicen un día.
Quisiera saber
que ganas con engañarme,
alumbrando mí esperanza,
para desaparecer mañana.
De las historias que hablas
no me puedo creer nada.
Sueña tu solo, con tus mentiras.