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Le dije al profesor de letras:
\"¿Qué tal estos versos?\",
Pasado el correr de las aguas,
de modo paternal,
pensando en mi futuro,
con voz de viento me dijo:
\"del amor se ha escrito todo,
son lugares comunes tus versos,
mejor sigue con la filosofía,
eso es lo tuyo\".
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Rompí con el alma los papeles,
endurecía la piel en la razón,
escribía de griegos fallecidos,
de palabras que pocos entendían,
me aplaudían, pero yo estaba ciego.
***
Un día, encontré una semilla,
leve flor de aquel poeta,
bajo una nube solitaria,
que iluminaba el azul del cielo,
volví a la orilla del recuerdo,
Y de la tierra recogí los pedazos amarillos,
devolví a mis manos la esperanza,
para escribir algunos versos sencillos,
simples como el agua,
sin olor a libros viejos.
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No hay aplausos, no hay diplomas,
nadie edita,
pero desde entonces,
mi corazón se crece
cuando pienso en Ella...
y del amor escribo.