Después del concierto
Madre
¿Acaso me guardaste en tu vientre, como un capullo florecido, para escuchar esos acordes que extasiaron mi alma?
¿Acaso preparaste mis sentidos, con tu voz de trino, para entrar al templo del canto mágico?
Deslicé el cuerpo por terraplén de pétalos y la espuma me llevó al mundo de la melodía.
Cada nota erizó mis poros y un temblor hundió mis pies, hasta llegar al centro de la tierra misma.
Y ahí también estaba el susurro infinito de las notas y mis oídos las escucharon.
Madre
Aparta tu asombro, porque volvería a la gloria de tu vientre para repetirlo todo.