Angustiosa agonía el alma mía
siente cada vez que tus veranos hielan
en callejuelas de dolidas dunas frías,
tu sufrir es un martirio que me quema.
Adversidades, mil tragedias de la vida
tantos llantos e injusticias de hogueras
van tu monda senda y calma con perfidia
incendiando sin piedad, perdón ni pena.
Te ofrecería consuelo en cofradía
y mi sangre donada a tus venas
boca a boca mi amor reanimaría
tus pulmones que en vida te conservan
y al final, lo que más te ofrendaría
¡es mi aliento, cuerpo y vida, aunque muriera!
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce