Hoy me quedé impávida, con el sentimiento en la mano, como estos últimos lunes…
Y después de tantos poemas a su violín, a su gloria, a su belleza, no bastó ni para sacudirme el maldito lunes…
Me quedé muda ante su silencio sin quererlo callar, sin quererme tapar los oídos ante tal estruendo… y ensordecí.
Me quedé con las lágrimas hirviéndome detrás de los ojos, esperando que me arrebatara el lunes de la mano y me besara con alguna palabrilla que no me dejara ir tan triste.