Pudieron contarse los días hasta ayer,
una mañana deslavazada de múltiples
despojos de sueños y torrencial aguacero
percutiendo sobre los sellados párpados.
El agua salada iba y venía sobre la cal
que sepultaba lo ocurrido hasta entonces,
un fósil cauterizado en el olvido eterno
sin más ambición que un insomne sosiego.
El espolón del temporal arreciaba
como si el éter abominara su fluido,
mas nada sucedía desde ayer,
apenas una ínfima ranura entre los labios,
un resuello medido, rítmico.
Kabalcanty.copyright©
(Fotografía de George Christakis)