Las siguientes lineas son para mi héroe,
cualquiera pensaría que ya estoy grande,
pero apenas a esta edad recapacite,
y aunque se que no vera esto, se lo quiero dedicar.
Crecí estando a lado de un hombre,
y aunque parezca raro los primeros años, no tuve mamá,
me cuidaba un sujeto con bigote y paciencia por de mas.
Pase los primeros años de mi vida,
en un carro viejo que costeo con esfuerzo,
pase buen rato de mi infancia,
rodeado de juegos y esperanza.
Primero fueron lecciones de fútbol,
después aprendí de los videojuegos,
y como fui creciendo las lecciones,
poco a poco se endurecieron.
Pase por lecciones de tolerancia y respeto,
así como lecciones de hasta que punto aguantar,
pase por lecciones indirectas de poesía,
así como lecciones de lectura y cortesía.
Avanzados mis años llegue a una muy importante,
lecciones de caballerosidad y trato a la mujer,
aprendí del trato correcto y el hasta donde llegar.
Y aunque en mi pasado olvide esas lecciones, nunca es tarde para recapacitar.
También aprendí de gala y como el traje portar,
aprendí desde como hacer el nudo de la corbata,
hasta los detalles mas pequeños del trato en mesa ajena.
Me enseñó sobre las diferencias de clases,
y que aún estando arriba o abajo ,
sin importar la vestimenta o el hablar,
el respeto nunca queda atrás.
Por mas veces que dijera saber sobre algo,
el ocultaba una lección pagando un servicio,
primero me hacia ver un ejemplo sin importar precio,
después me dejaba poner en práctica lo aprendido.
Y aunque quisiera decir que todo es alegría,
igual paso un rato donde no sabia si existía,
por su trabajo y mi etapa de pubertad,
estuvimos lejos el uno del otro,
dejando de lado la lección,
con puntos suspensivos en mi educación.
Pero hoy día vamos retomando las lecciones,
y así como aprendo mas de su edad,
el aprende en lo que yo le puedo ayudar.
He aprendido la mayoría de las
lecciones y aún quedan mas,
por que se que mi viejo aún aguantara mas,
y que aunque tenemos malos ratos,
no habrá nada que no se pueda arreglar.