De mañana caminando
Escuché un lindo cantar
Y me pude percatar
Que un sinsonte iba entregando
Lo bello de su trinar.
Y tanto me fue gustando,
Como él estaba trinando,
Que yo me puse a silbar
Y el sinsonte respondía
A mi silbido sincero,
Con su canto mañanero
Cuando comenzaba el día.
Fue así, que en su melodía,
El sinsonte regalaba
Su trinar, y acompañaba
Las horas con alegría.
Porque no hay algo ¡tan bello!
Como el trinar del sinsonte
Cuando canta allá en el monte,
Poniendo a su canto un sello
Con su sonido armonioso,
Pues con lo bello que canta
Le sale de su garganta
un canto maravilloso,
De alegría y de fulgor
Al comenzar cada día,
Con mucha paz y armonía,
Y con un toque de amor.
Vero