Arcadio

SEGUNDA BATALLA

SEGUNDA BATALLA

 

Yo esperaba resultados

de tu confusión.

Y tú, la diversión

que te he proporcionado.

 

Fue una guerra que dio lugar a  muchas batallas en las cuales, tú, colocabas las condiciones y portabas armas de destrucción masiva.

Tragar saliva, reconocer la derrota y partir por la popa, porque perdí.

Todas tus palabras puntiagudas cual flecha de indio laceraban mi corazón que quedaba tirado en la línea del espacio-tiempo tan fatuo y tonto por soportar la tribulación. Y es que cuando media el corazón, la razón pierde su virtud.

 

Tu fingida indiferencia tenía la fuerza de una bala expelida por un cañón de magnífico alcance y preciso impacto.

 

Un precario escudo  que poseía llamado corazón que lastimabas y herías a tu antojo (Con él agotabas tu enojo). Con recelo insistía, no me defendía, me levantaba tras cada caída. Tú no caías y si ocurría yo no lo sabía.  Empero, todo fue inútil, infructífero o írrito.

 

 

Mi escudo termino roto

y tú esperando otro…