Oigo repetir con frecuencia sin igual
a vecinos políticamente correctos
que la multitud de idiomas o dialectos
son una enorme riqueza cultural.
Que sea una riqueza, no lo dudo,
mas desde el punto de vista racional
a todos nos ha trocado en sordomudos
para complicar la vida en el ferial.
Por eso yo aquí defiendo lo contrario,
Con asombro veo esta torre de Babel
convertida en una lucha sin cuartel
y me salen enemigos del armario.
Imagínate un planeta que existiera
hablando en el mismo idioma en general
donde un niño japonés parlar pudiera
con otros niños de Estambul o Senegal.
Y comunicar y eliminar fronteras
tal como suceden, sin manipular,
los medios todo el mundo comprendiera,
los políticos se entendieran al hablar.
Siempre según mi modesto parecer
en la obsesión que tenemos los humanos
tantas lenguas su razón tienen de ser
retornando para ser más provincianos.
Este es, en conclusión, mi humilde canto
-ingeniosa idea donde las hubiera-
intento de crear el esperanto,
empeño vano que de éxito muriera.
Mas yo no soy optimista, no lo crean.
Pasarían pocas horas, días, meses,
para otra lengua nacer ¡malditos sean!
añadiendo una vocal o muchas eses.
¿Y el resto? el resto al igual que los dialectos
los metería a remojo en un florero
o llenar de las palabras su perchero
para recuerdo de todos sus ancestros.
©donaciano bueno