Juan de Marsilio
Los bueyes del Cielo
¿Dónde irás, buey, que no ares?
Siempre a la misma brega
nos abocan y siempre
bajo protesta asumimos
el papel de lúcidos
imbéciles útiles
a las causas de veras loables
pero también a los mosquitos
que tras harto sangrarlo al pobre buey,
cuando el campo está arado ya casi del todo,
se paran
en las guampas del bicho y sacan pecho
mientras gritan: “¡Aramos! ¡Vaya si aramos!”
¿Dónde irás,
buey,
que no ares?
Seguramente al Cielo
porque Dios no es político ni burócrata.
Y abrirás en el cielo
surcos en el suelo azul
en los que buena semilla
brotará de inmediato cosechas
para siempre generosas.
Los mosquitos jamás
volarán tan alto.