A mi covacha has venido
¡Al fin, musa esplendorosa!
Para revivir la rosa
Que por ti había perdido
Su colorida belleza
Pues sus pétalos morían
Y hasta el suelo desprendían
Sus hálitos de tristeza.
Es amor en grado sumo
Lo que la musa regala
A un poeta soñador.
Que como yo me consumo
Ensimismado en su gala
Que es numen inspirador.