rodulfogonzalez

SONETILLO XXXVII

 

A mi covacha has venido

¡Al fin, musa esplendorosa!

Para revivir la rosa

Que por ti  había perdido

 

Su colorida belleza

Pues sus pétalos morían

Y hasta el suelo desprendían

Sus hálitos de tristeza.

 

Es amor en grado sumo

Lo que la musa regala

A un poeta soñador.

 

Que como yo me consumo

Ensimismado en su gala

Que es numen inspirador.