Que me pidas poesía es como si el sol pidiera luz.
¿De qué manera habría conocido el hombre al día
sin un sol que le acompañe desde sus inicios?
¿cόmo habría yo conocido la poesía
sin la belleza que nace en tu aura infinita?
Porque poesía es belleza; no me pidas poesía,
yo no la tengo, esa es tuya.
La llevas guardada en las rosas que pintan tus labios,
o en el caudal de trigo que nace en tu cabello.
Por eso, con sonrisas de alegría te digo:
no me pidas poesía porque yo no la tengo.