Se van vistiendo los árboles
con ropa de Navidad,
bombillas multicolores,
que embellecen la ciudad.
Las ventanas y balcones
son un país tropical,
jardín de mil ilusiones,
que irradian felicidad.
Música de villancicos
por las calles suenan ya,
destacando el aire mágico
de este mes tan familiar.
Y en mi alma de poeta
la nostalgia y soledad
van dejando dulces huellas
-turrones de Navidad-
que hacen más larga la espera,
pues este año… no estás.
Andrés María
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