Tímidamente me acerque a ti
Hipnotizado por tu belleza insuperable
Pocos pasos me separaban de ti
Los segundos se hicieron eternos
Como cruzar un desierto
O escalar una montaña
Tan solo para sentir tú aroma y escuchar tu risa
Descubrí en ti la esencia de la hermosura más pura
Contemplé tu rostro sonrojado
Tu sonrisa vanidosa enloqueció mi corazón
Observé tus ojos que reflejaban una bondad única
Y tus cabellos que caían como una cascada de dulces melodías
Admiré tus labios con pasión aun sabiendo que jamás los tendré
Aprecie tu piel tan delicada como el vuelo de golondrinas
Me reí de tu andar desordenado y despreocupado
Y sufrí por no poder rozar tus manos cálidas y placenteras
Eras una niña coexistiendo en una verdadera mujer
Tu ternura se impregnaba en el aire
Siendo libre e invulnerable a la maldad
Mi espíritu se tranquilizó al sentir tu silencio
Y descubrió la felicidad con tus breves palabras
Tu simpatía enaltecía tu encanto
Y mostraba tu maravilloso corazón
Al cual me es imposible llegar
Anhelé estar eternamente a tu lado
Para admirar tú silencio ingenuo
Y aunque nunca seré correspondido
¡Te doy las gracias!
Te agradezco por darme a conocer tu belleza
Aun mayor que el infinito cielo estrellado
Belleza imposible como una flor en el desierto más seco
Y te agradezco aún con más fuerza
Que hicieras nacer los sentimientos que aquí escribí.
Byron Gonzalo Hernández Barra