como al crístico pan
que alumbra sobre pecadores
Te sufro
porque soy adicto a tu piel.
Emano sensualidad
al presentir el toque felino
y ese rumor de algodones
que te cubren las caderas
dispuestas a satisfacer.
Beberé renovada leche
que te eyaculan los senos pardos.
Sumergiré el rostro
en tu cabellera
para aspirar el licencioso aroma
que exudas en mi proximidad.
También quiero
morderte la espalda
con que tomas distancia.
La espalda
de brillo lunar siempre plateada
y hábil en juegos prohibidos
Nada de vos dejaré sin degustar,
serás el manjar para mi hambre
Cuando sea el momento
me verás arder de gozo y expectativa,
envuelto en fuego,
para sazonarte, engullirte, paladearte.
Embriagado
en la magia
de tus sabores