Ángeles, enseñadme
a atravesar, la cruel
e indiferente humanidad.
Ante la crítica y el desprecio,
sentir compasión por ellos,
ante la injusticia
cuando me condenan,
decir mi verdad, con serenidad,
el dolor de mi corazón aceptar.
Ante la indiferencia,
sentir mi fuerza interna,
ante la burla e incomprensión,
ver que están peor que yo,
ante el abandono de los que amo,
continuar con coraje y valor,
ante la traición, conocer el perdón,
ante la venganza injustificada,
conservar la sonrisa
y la cara muy alta,
no pagar con la misma moneda,
ni actuar con la misma bajeza.
Ante la soledad y el olvido,
acordarme que también
solo está Dios,
y todos los días nos da su perdón.
Al sueño de sus mentiras
consentir, pero no a las mías.
De las torturas sicológicas,
de la mente distanciarme,
de las torturas físicas,
de mi cuerpo separarme,
de lo bueno y de lo malo,
desapegarme.
Ante la muerte,
fe en la resurrección
a otra vida mejor,
con esperanza y amor.