Contemplo tus labios entreabiertos
silbando ligeramente al respirar,
te miro de cerca y así te encuentro
todo tú dormido después de amar.
Tus brazos aún envuelven mi cintura
todavía agitada de bailar sobre ti,
haciéndote mío hasta rozar la locura
encendimos la noche de principio a fin.
Descendí como agua dulce por tu piel
en un cauce de pasión y delirio,
sentí a tu boca temblar de placer
y en la noche plata y negra nos perdimos;
amándonos a fuego lento,
seduciendo a lo prohibido,
el amor hizo uno nuestros cuerpos
fundiendo tu pecho en el mío.
Y de repente el cielo se nos vino a la cama
cuando me ofreciste tu ofrenda de amor,
los recuerdos hacen olas en las sábanas
parando el tiempo en nosotros dos.
Mientras mi pelo se va derramando
llenando de caoba tu almohada,
te miro dormir sin saber si estoy soñando
vistiendo tu desnudez con la mirada.
Descansa mi amor,
cuidaré de ti mientras la noche duerme
y velaré por tu corazón... si es que conmigo sueñas,
me declaro ángel guardián de tus ojos verdes
y de este sueño del que acabo de ser dueña.
Te amo.
Ceci Ailín