Sabe, si alguna vez, tus labios rojos
Quema invisible atmósfera abrasada,
Que el alma que hablar puede con los ojos,
También puede besar con la mirada;
Sabe entonces, amada, vida mía
Que el infinito amor que yo te expreso
Está enmarcado de albina alegría
Y de la simple presencia de un beso;
Hecho de esencia, con lo más sutil,
Con esa fuerza tan extrema, ardiente;
Con esa presencia sublime y vril
Que estando ausente, siempre está presente…