En la nebulosa del horizonte,
un paisaje que otorgaba el abrazo
de todo lo que no es recuperable,
me confinaba a su tinte otoñal.
Tal vez el olvido de sus caminos,
tal vez fue ese llanto tan silencioso
que pude percibir en el trasfondo,
Extraviaron a mi vaga atención.
El crujiente manto de soledad
era constante en la ausencia de pasos,
precipicio de recuerdo al recuerdo.
Mal me siento, por no poder mirarlo
con el dulzor fragante de las rimas.
Solo un conjunto de paisajes vanos.