La noche turbia te ha traido a mis jardines,
has disipado la niebla que habitaba sobre ellas,
seduces las flores, reverdeces el campo,
pues ya no son mustios,
se acrecenta el olor a rosas como si fuese primavera.
Es difuso lo que observo, se fraccionan espacios de tiempo ficticio,
te desvaneces y luego el campo frondoso vuelve aser el hastío,
una indulgencia corta, que es diafana y subversiva,
te vas y aun mi ser no ha asimilado ya tu partida.