Esa última visita,
ese tiempo de despedida
llevándote muy lejos un
pedacito de mí,
recuerdos aferrados a mi
colección, y mis manos,
ahora quietas sin tu cuerpo.
Tengo esas voces de guardar silencio,
un árbol viejo cobijando con sus raíces
mis poemas, susurros conversando
con mi sangre, y mi piel, que sin tus brazos,
como una nube sin cielo,
que por tus besos, aquellos pájaros
repitiendo tu nombre, enfrentándote.
Tengo el cauce de algunas aguas,
una pluma que reposa descuidada de ser un arma,
una ventana de ruido limpio que mira indiferente, y por las
calles las gentes, tensas, inclinadas, agachándose
en hoyos que otros han cavado, tengo mis pasos,
que fírmemente empujan lo profundo,
como una botella arrojada al mar.
Tengo quizá, el momento preciso de cerrar los ojos,
de morder mis labios, de atrapar en un instante
los TE AMO, los TE EXTRAÑO, los TE NECESITO,
aquí en mitad del pecho tengo un grito,
que no es liberador no más un sendero,
esa palabra que es como una fría lluvia que me sonríe,
tu nombre, esa manera que tú tienes de estar en mi vida.
Tengo el ocaso en cada poesía,
los bordes que deja el amor cuando es intención,
cuando desespera en el infinito,
tengo los ánimos del deseo, y los tropiezos
de ir a tu encuentro, tengo el amor, el amor sin poder esperar,
ese amor que es de ambos,
envidia de cada amanecer.
Tengo esos sueños como pompas de jabón,
que por el aire andan,
que se evaporan fácilmente,
que se elevan hacia el sol,
valientes,
que se columpian con la luna,
mientras esperan por ti.
T de S
MRGC
Namaste