Entre esas negras miradas,
me estás volviendo de palma,
cuando no miras mi piel
pero me miras el alma.
Como mujer, amiga,
has retenido mis despojos
emocionales, y me tienes
aún buscando tus ojos.
Te amo, y te lo digo,
bella flor, musa de mayo.
Te amo, y te lo digo,
y no me oyes, porque lo callo.
Déjame amarte el silencio,
como a tu cuerpo, mujer pequeña;
como a tu cabello de cedro
y a tus sonrisas de perla.
Seré una loca, muy olvidada,
y en ese olvido me has recordado,
niña de mis poemas fríos,
mujer de mis versos pasados.
Es... que te amo, mujer de piedra,
tu voz de viento, tu tez de flor,
estás pintada de rojo vivo
y estás vestida... de pasión.
Seré muy joven, y tú lo eres,
y eres mujer, de mi amor;
y en el safismo de nuestro idilio,
no sufras más, mi corazón.
Te amo, y te lo digo,
bella amante, musa de mayo.
Te amo, te lo repito,
y ahora me oyes, pues no lo callo.
Serás mujer, viva y brillante,
no busco hombres, eso no afecta...
que... para éste amor, que quiero darte,
tan sólo tú, eres perfecta.
Te amo, y tú lo sabes,
mi bella musa, mi flor de mayo.
Siempre preguntan, quién eres tú...
eres mujer, y no lo callo.