Luego de la caminata en el parque
Y de dejar de lado, en medio de la tarde,
Varios formalismos y desconfianzas
Decidiste vestir tu mirada de blanco y mirarme.
Luego de los rostros tímidos y sonrisas apretadas.
De ir desenredando historias cómicas y personales,
Saltando de banqueta en banqueta y de vez en cuando
De política al arte.
Escondidos entre arboles de un leve frio,
Frotando nuestras manos nerviosamente.
Yo, dejando mi saco sobre tu espalda.
Y tu, sobre mi calma un cálido suspiro.
Luego de horas de charla
Y sumidos en un total embeleso,
Nuestros labios dejaron de lado el juego de las palabras
Para quedar unidos, con agua, dentro de un silencio.
Desde entonces y luego y antes de todo,
Los labios hacen lo que mejor saben
Unirse dulcemente
Y dejar callado a cualquier argumento.