Juan de Marsilio

Lunes

Es lunes por la mañana.

Vuelvo a los mismos problemas,

retomo viejas rutinas,

reanudo las mismas penas

que suspendí hacia la noche

del viernes para no verlas

el sábado y el domingo

- vida breve, breve tregua -

para no verlas nomás,

no para que no estuvieran.

¡Gracias, Altísimo Padre,

por la familia y la fiesta!

¡Por el sábado y el cine!

¡Por el domingo y la Iglesia!

Pero también te agradezco

por mis pobres penas viejas,

que al cabo, si  no me matan,

puede que me fortalezcan.

Si las soporté hasta aquí

el mérito es de tu fuerza.

Mañana, cuando me vaya,

para estar en tu presencia,

habrán de quedarse acá:

son asunto de la tierra.

Te ruego que me las cuides

cuando ya no esté con ellas.