Seducido por un dulce manjar con sabor a miel;
Con un vestido brillante llegado a la cadera;
El vaso lleno, color luto;
Mostró la seda;
Arrebató al ser inerte;
Anhelando siempre con enorme insistencia su preciosa belleza;
La viva flor sucumbió;
Y apretando bien el poema;
El florero se vació;
Y ya sin consistencia\";
La conciencia estrujada;
Sin esencia me dejó.