Antes de morir,
antes de que mi palabra
ya no pueda ser escrita,
antes de que mi cuerpo
retorne a su estado original,
antes de que ya no pueda
emitir sonido alguno,
antes de dejar este mundo,
quiero que sepan quién fui y cómo fui.
Soy de los hombres
que no lloran su pasado
ni se angustian por su futuro.
No, no lloro mi pasado
porque cuanto en él hice,
incluso lo que no debía,
yo lo quise y elegí,
no mi curiosidad ni la presión.
No me angustia mi futuro
pues no suelo perder
tiempo ni imaginación
en lo que aún no poseo.
Tengo fe y esperanza.
Nada pasará que no siembre,
no provoque ni permita.
Pasará lo que tenga que pasar.
Siempre pensé y me convencí
de que solo tengo hoy
para ser mejor, para cambiar,
para elegir lo correcto,
para vivir y disfrutar mi elección.
Jamás bailé al son de otros.
Mi manera de vivir fue mi elección.
El camino que ya he recorrido
y lo que aún me queda por recorrer
lo decidí ante el tribunal de mi conciencia.
El autor de mi biografía soy yo mismo.
Yo mismo he escrito la novela de mi vida.
Me arriesgué, sufrí, lloré, suspiré y gocé,
pero nunca gire hacia atrás mi cabeza
a pesar de las ganas que tuve.
Simplemente VIVÍ Y VIVO LA VIDA,
pues, es la única que tengo.
Hoy más que nunca,
estoy convencido
de que la vida es demasiado corta
para complicarme y complicársela
a los demás.
He decidido celebrarla todos los días.
Cada minuto es único:
llega, pasa y no vuelve.
Por eso, no esperaré el mañana,
ni esperaré hasta que tenga
una gran oportunidad para hacer algo.
Hoy voy a dar lo mejor de mí mismo,
hoy voy a hacer algo con lo que tengo
y donde estoy. Esta es la oportunidad.
Hoy voy a demostrarme a mí mismo
de qué soy capaz.
A todo mundo sabré
dar razón de por qué existo
y de por qué hago lo que hago.
Sé y entiendo muy bien la sentencia
de que “quien tiene algo por qué vivir,
es capaz de saber llevar cualquier cómo”.
Bien lo dijo mi loco hermano:
NO NECESITO VIVIR MUCHO TIEMPO,
SÓLO NECESITO VIVIR BIEN.
Y, PARA VIVIR BIEN,
NO NECESITO MUCHO TIEMPO,
SOLAMENTE LO NECESARIO.