La noche cae vencida,
empieza a declinar,
profuso y largo sueño
que anestesia mis parpados,
he soñado contigo,
ahora no quiero despertar.
En el umbral del alba,
muere la madrugada,
deseo volver a soñarte,
en los sueños tibios,
te busco amada mía,
en tus besos melosos
aprendo a saborear,
me has enseñado el arte;
el arte de soñarte y amarte.
El sol clandestino centellea
como astro dorado, rey del día,
quizás del amanecer,
intermitente en el atardecer,
empiezan las horas nocturnas
a postrarse en mi almohada,
las sabanas blancas
me recuerdan tu inocencia,
estás dulce y sonriente,
como siempre estas.
Como en los días te veo,
en las noches te siento,
esos ojitos de luz
alumbran mis sentidos,
sobrio y extrañado
mi corazón enamorado.
Madrugadas apasionadas
relampaguean en mis sienes,
extraño todo de ti
como para recordarte siempre,
despierto sonriente,
sé que tendré tus manos
no te soltare, estarás aquí
como reina de mi castillo.
Mañanas coloridas
con el azul de los cielos
y el anaranjado mañanero,
el despertar de las aves
en su canto matinal;
susurran tu nombre,
besan tu aroma.
incandescente luz
se filtra en mis pupilas,
se acerca tu encuentro,
tu encuentro anhelado,
despierto te quiero más
que en los sueños dormido.