Revuelo el espacio
de ti, me asomo
a tu encuentro,
soy la media luz de cada
pedacito, de tu respirar
lento cuando me atrapas en sueños,
mi silencio coquetea con tus colores,
en blanco y negro tu vida me invita.
Mis caricias sugieren tu frágil aire,
mi pasión en tu suspiro,
mi aroma no se abstrae de tu amor,
ese amor que como piel es mi madurez,
ese fruto de mi paisaje que aún late,
esa mirada que cree en la cama compartida,
en esos labios que despiertan y se abren,
esa lágrima feliz de ser tu cuerpo,
mi gozo,
mi voluntad a mano de tu alma.
Estoy en la mitad,
te pareces a las estrellas que más brillan
cuanto más lejos la luna del cielo,
en tu pecho mis versos,
en tu espalda los besos,
esos que me entregaste sin hacer ruido,
después de haber recibido leído
un poema que escribí para ti.
Añoro el peso ofensivo de las sábanas
cuando nos guardaban,
en las esquinas del viento tengo la
memoria de aquellos abrazos,
como la vez que te pedí que me
sintieras pero no me tocaras,
que cerraras tus ojos y volaras,
astillando miedos,
huyendo de viejas fotos,
sólo tu rostro y muy cerca mi rostro,
como un trueno de pájaros tallando nuestros nombres.
En mi desvelo tú eres mi puerto,
me cautivas sin llegar al momento,
en la penumbra, cuando nada es el mar,
tú, el romance más cálido,
el milagro obrado,
la razón de mi manantial,
como un amante disimulado en tu desnudez.
Me tienes,
viajas en mi ánimo sin dejar de rozarme,
eres el extremo de mi pudor,
ese celebro de goce y consuelo vacante,
estás siempre delante, a por venir,
prevaleces en mis letras sin llegar a ser melancolía,
en todas horas yo te siento,
jamás eres presente,
jamás fuiste partida.
T de S
MRGC
Namaste