Al saber que te vas para siempre,
como una despedida fúnebre, como la ola que viaja hacia las piedras
y revienta todo a su paso, ahora te veo como esa espuma,
que se esfuma y se despide de la arena gris y triste.
no me queda más que absorberte, lo más que puedo, a veces tan rápido
que decantas en mi garganta como un llanto
y jamás termina de arder,
desde aquí, desde adentro, en cada gota de placer.
Pero te vas fortalecida con la semilla que te sembré,
riégala y no permitas que se apague la vela que dejé sobre tus ojos.
ADIOS.