Cuán difícil es, mujer,
Soñar con tu imagen,
Y llevarte en equipaje,
Sin poder acceder.
Quererte y no querer.
Viendo así desfallecer,
El íntimo de mi ser.
Que llamándote amada,
Lo que escucho es nada,
Y el nada es envejecer.
Mirarte con deseo,
Con los ojos de Romeo,
Para, al final, perecer.
Que en los brazos de Morfeo,
Siendo tú mi único flirteo,
No me llega ese amanecer.