Y, cómo las mariposas ir ignorando
si danzan en pecho, exitadas golpean.
Tus luceros navego, cálidos océanos
me empapo en pestañas, doradas mareas.
Tu imagen, mi mente va penetrando
inminente presente de tu pronta presencia.
Tus labios, mis labios, voy imaginando
uniendo destinos en tácita entrega.
Tu pulsar, imposible poder ignorarlo
si en mis auroras diluye tinieblas.
Y, cómo mi alma no te irá amando,
¡si tú eres mi hado, motivo y quimera!
Copyright© 2013 Rocío Vega-Ponce