El teclado alborotado entre mis dedos
una letra salta, otra espera, otra grita
una que otra fugitiva de mis pensamientos
y la barra espaciadora
de nervios tirita
No los veo, pero los siento y los destrozo
como botones con alma y sin calma
cada uno alborotado
entre mis dedos
y mi palma
Finalmente humean satisfechos
sonriendo unísono el teclado
y yo, el mecanógrafo
con el verso
acabado