Todas nuestras ilusiones
se quedan en el camino,
aquellas que alcanzamos
y aquellas que perseguimos.
Las que logramos se olvidan
en cuanto las conseguimos
y ante las inalcanzables
un día, al fin, nos rendimos.
Pero surgen nuevos sueños
y volvemos a empezar
y como bola de nieve
no hacemos más que rodar.
Desde la cumbre hasta el valle
la bola va descendiendo
hasta que el calor del sol
la derrite con su fuego.
Y al fin la nieve es agua
que el río lleva hasta el mar,
los sueños, las ilusiones
también suelen naufragar.
Pero mis sueños son claros
transparentes como el cristal,
sólo pretendo escribir versos
para encontrar la felicidad.
Y en cuanto a las ilusiones
no las he perdido jamás,
son las que me sostienen
en los momentos peores
porque mis pretensiones
son vivir en armonía y nada más.
Fina