A ti te gusta el té,
a mi me gusta el tú.
Y lo bebo igual:
dulce, ligero.
Lo bebo de noche
o de día,
cuando hay sol
o cae la lluvia.
En cualquier lugar,
a cualquier hora.
Sin prisa, con calma.
Sé que prefieres el té,
pero es mejor el tú;
tiene más cuerpo
y mejor aroma,
aunque hay un enorme parecido:
ambos saben bien fríos
pero son mucho mejor calientes.