Sin pasados, ni futuros,
él... impasible
con sus segundos,
recorriendo el tiempo,
para acercarse minuto a minuto
a su muerte lenta,
sin descansos, ni discursos.
Hoy, vive el hoy,
que hora tras hora
te deja el alma enmudecida de alegría
o inundada de melancolía.
Él... con su lento andar
va dejando huella
en tu caminar.