A insistir bordearte los abismos,
y descuelgo de mí todos los aderezos de guerra,
maldiciendo la vida en su fanatismo,
y me voy tras de mí,
sin tus foros,
y me voy con la hiedra.
El mundo se empecina en pretender, aun;
si vi llover corazones en putrefacción,
si blasfemaste al pentagrama,
Y cundiste las notas y acordes de tu mal,
transformados en moscas posadas en el alambre,
vi a tu elitismo morir de hambre,
Y como a la mierda incrustada en la suela
sentí la ilusión arrastrase.