Me siguen tus ojos claros,
no me los puedo quitar,
me siguen a todos lados
donde mi andar peregrino,
transita por los caminos
de mi soledad actual.
Porque mi necesidad supiste,
porque por mí te afligiste
y me quisiste servir...
Porque me aprecias y admiras
y, aunque no sé si suspiras
o que es lo que sientes por mí,
solo si yo fuera un necio
no sentiría tu aprecio...
y lo que sea ¡lo quiero!
Te quiero volver a ver...
aunque, desde que contigo, ayer,
tuvimos ese encuentro
¡te estoy viendo todo el tiempo...!
Sellada en mi memoria,
como grabada con fuego
te has quedado adentro...
¡muy adentro de mi ser!
Yo sé que es una locura,
que no debería ocurrir,
pero ¿quién lograría impedirlo
si quisiéramos que ocurra...?
Yo te voy a invitar
a esta gran aventura,
porque tu alma toqué,
porque tocaste la mía,
porque eres una mujer
(aunque casi una niña),
y yo, aunque de edad madura,
bien hombre y muy capaz
¡de hacerte estremecer...!
Tu mejilla sonrojada
por el verbo de mi boca
me dice, que si yo estoy loco...
tal vez tú ¡seas mi loca!