En un espacio de tiempo,
en un pedazo de vida,
nuestras almas pasajeras
apenas si se rozaron.
Yo te mire,
tú me miraste
y tu mirada se quedo
en la mía.
Tú sonreíste,
Yo sonreí
y tu sonrisa
ilumino mi día.
Y como saetas lanzadas
que no conocen destino
cruzamos nuestros caminos
en una fracción de vida.
Volví a mirarte,
tú, sonreías
mientras tu mirada
bajo ante la mía.
Luego al marcharte,
siempre en silencio,
con mi mirada
te sonrojaste; me sonreías
Y así fue...
No te conocí,
no me conociste.