kafkegard

Dádiva de amor

¡Oh! Lindos luceros,

vuestros, amor, me insitaís,

a este bizarro, amarlos

y en verlos insistaís.


Mi discreta elocuencia

alaba tu belleza,

con tanta reverencia

en este mundo su estrecheza.


De ínclito talante, 

amada mía, caigo a tus pies

como un valiente gerifaltes,

soy tu caballero andante.


Vuestra gallarda hermosura

embellece al estío,

desde la retirada aurora

hasta el cernícalo prístino.