Desde algún lugar en el Atlántico.
El claroscuro de su bello encanto
armoniza con la aureola de su manto
y lo indescriptible y emotivo cántico.
El Aire se enlaza en tal encanto
que su Orquesta de Viento es la locura,
cunde en La Danza de Bassura
que tantos consideran desencanto.
Pertrechado de amor, sin armadura
al ritmo de las ramas de Palmeras.
El Vendaval acaricia mi Cabellera
cual si fuera una copa a su hechura.
Mis Ojos lacrimosos de ternura
acariciados de la fresca brisa
y el murmullo de la eterna sonrisa
de las olas que crepitan en espuma.
Entré al escenario de la bruma
despacito, porque tenía prisa.
invierno de 2013
Claudio