Éste zorro está triste
¿Quién sabe qué le pasa?
tú lo sabes, sólo tú
eres la cura y la causa.
Y lo sabes,
sabes bien que eres mala.
Compadécete de él,
pero no lo sueltes,
no lo veas.
Quiérelo en silencio,
y pregúntale qué le pasa.
Su cola encogida hacia él,
y sus orejas de fino negro,
se le han caído a un costado.
Triste por su pasado,
no le arreglas mucho futuro.
Sus ojos están perdidos,
su nariz está reseca,
su sonrisa se le disuelve,
estre esa risa deshecha.
Éste zorro está triste
quiere tan sólo algo
que ya no está en tu pecho,
sino que en otra puerta,
tratado como un pertrecho.
Es rojo y late,
ya no es tuyo, es de ella,
quien jamás te amó...
y aún tus ojos de estrella
lloran todas las noches.
Qué triste está ese zorro...
que se desvive por ti.
Y tú no le has dado razones,
para que ese amor de juego
calle sus tristes voces.
Tú, como una bruja,
como una intensa enfermedad,
no puedes curar su herida,
no, no la puedes curar.
Puedes besarla y cubrirla,
pero la triste verdad...
sólo la haces más grande,
sólo la ahuecas más.
No sabes cómo yo te odio...
por no dejarte de amar.