Tu palabra mi Señor,
cuanto bien en ella hallo
que con el cantar del gallo
yo la leo con fervor.
tienes tanto buen humor,
que sonrío al leerte
y también he de temerte
sobre todo lo sagrado
pues sentencias al pecado
y al humilde lo conviertes.
Ella es el manantial,
y en su rico caudal
se refresca y reverdece
toda planta que allí crece
Su agua pura refrescante,
la que busca el caminante,
para el camino seguir.
nunca deja de fluir.
En sus aguas hay virtud,
rica vida y en salud,
quién la beba vivirá,
y ella le deleitará.
Ella pan es alimento,
que da fuerza y sustento,
toma de ella tú porción,
y alimenta el corazón.
Cuando pares el desierto,
y parezca todo incierto,
cuando ya se desfallece,
reanima y fortalece.
Ella es dulce en tu boca,
tanto que más te provoca,
porque son una delicia,
su verdad y su justicia.
Ella lámpara que alumbra,
el camino en la penumbra,
guarda al pie de tropezar,
y agudiza tu mirar.
Del oriente hasta el sur,
agua salió a inundar,
desde el cielo descendido,
el pan tan apetecido.