Hugo Emilio Ocanto

Pan dulce (Poema) Nro. 498

Hoy ha sido un día

demasiado caluroso.

Estamos pasando

por unos días

con una temperatura

cercana a los cuarenta grados.

Mejor así.

Los panes se han de levar

mucho más rápido.

En pocas horas

tendré listos

mis panes dulces

para poder consumirlos

en la nochebuena.

 

Ya es una tradición.

Aunque en realidad

aquí en mi país

tendría que ser

época invernal.

Pero las tradiciones,

eso son, costumbres

en las fiestas navideñas,

después de la cena,

brindar con una copa 

de sidra o champagne,

Con el clásico pan dulce.

Casero, por supuesto.

En otros años, creo

si no me equivoco,

hace cuatro, me dedicaba

hacer en gran cantidad

para venderlos.

Ya no los hago

para la venta,

sino para consumirlo

en familia y parientes.

Justamente hoy

hice dos de ellos.

Me salieron muy buenos.

Modestia aparte,

he quedado complacido.

Pero voy a tener

que volver a hacer

otro par de ellos.

Después de sacarlos del horno,

los dejé enfriar

y los envolví

en sus respectivas

bolsas, pero...

sonó el timbre.

Pregunto quién es

y una vocesita de niño

me dice: \"Señor,

¿tiene algo para darme

de comer?\"...

En realidad, nada teníamos

a esa hora.

Pero existían los panes...

Fui hasta la puerta

de calle a constatar

el llamado de este niño.

Pobrecito... estaba transpirado

y con sus piecitos descalzos.

Se me partía el corazón.

Le dije que esperara.

Cerré la puerta.

Hoy en día hay que tener

estas prevenciones,

hay tantos robos en la zona...

Llegué a la galería...

allí estaban los panes dulces...

Volví a salir y pregunté 

al niño cuántos

eran de familia.

Ocho, me respondió.

Noté era sincero,

pobrecito...

Vuelvo a entrar,

tomé los panes ya embalados,

esperando ser devorados

por nosotros.

Tendrán que ser los próximos,

porque tomé los dos panes,

los puse en una 

bolsa de supermercado,

y fui a entregárselos

al niño.

Toma, le dije, es mi regalo

de Navidad para que lo compartas

con tus padres y hermanos.

Los ojitos le brillaban de alegría.

Y mi corazón se colmó

de regocijo, porque

brindé a ese niño

felicidad, de Navidad...

Derechos reservados de autor(Hugo Emilio Ocanto -23/12/2013)