Soledad, tímida amiga de mi conciencia
contradicción profunda de palabra
discurres en mil ecos la inocencia
en mi vivir compañía macabra.
Santidad perenne y triste dama
por momentos te alejas, y otros llegas
si me opongo y te olvido, me reclamas
no escuchas, no compadeces, eres ciega.
Testigo tu eres de obras ocultas
presencia callada de tiempos perdidos
tu voz silenciosa que suena que insulta
que vibra y espanta mis tristes oídos.
Sentía tu llegada aquel día
en el que con nadie me hallaba
dibujaste en mis ojos la melodía
como espejismo que siempre esperaba.