Que maldita costumbre la mía
de no saber vivir sin ti,
de requerir ese beso
para poderme dormir.
¿Dónde esconderé a este miedo
que me embarga por las noches!
por no tener tu presencia
ahuyentando mis temores.
¿Cómo le explico a mi cuerpo
que se debe a acostumbrar!
a ocupar toda la cama
sin guardarte tu lugar.
¿Qué le digo a mi cintura,
a mi espalda, a mis caderas!
cuándo extrañen las caricias
que encendían nuestra hoguera.
y a éstas manos cuando locas
quieran viaja por tu cuerpo,
¡dónde diablos las pondré
si ya no estás en mi lecho!
¿Dónde pondré al corazón
si ya no quieres guardarlo!
y el tonto aun no se da cuenta
¡que te fuiste de mi lado!
Que maldita costumbre la mía
de traerte a mí recuerdo
y en vez de tratar de olvidarte
¡te sigo construyendo versos!
lluvia